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La cueva de Tlayócoc —ubicada cerca de Carrizal de Bravo, comunidad enclavada en la sierra de Guerrero— fue el escenario de un hallazgo que trastoca las fronteras entre naturaleza, arte y espiritualidad. El joven guía Adrián Beltrán Dimas acompañó a la espeleóloga rusa Yekaterina Katiya Pavlova, quien ha mapeado el subsuelo guerrerense por años, a lo profundo de una formación ya explorada. Pero esta vez, decidieron cruzar un pasaje sumergido... y llegaron a otra sala. Allí, el tiempo se detuvo: dos brazaletes de concha con grabados ceremoniales descansaban sobre estalagmitas cuidadosamente intervenidas en época prehispánica. A su alrededor: una concha de caracol gigante, discos de piedra negra —posiblemente espejos rituales—, fragmentos y ceniza. Todo permanecía como si alguien, hace siglos, lo hubiera dejado para ser encontrado justo ahora.

Desconexión de la naturaleza: Ampliando nuestra comprensión de relaciones entre humanos y naturaleza
Al estar desconectados de la naturaleza, perdemos la oportunidad de experimentar la belleza y la tranquilidad que ofrece.

Aunque este fenómeno astronómico comenzó desde el 25 de marzo, será hasta la tarde-noche de este martes 28 de marzo cuando pueda preciarse en el firmamento una rara alineación planetaria que ocurre cada 20 años y que se extenderá hasta el 31 de marzo de 2023: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter, Urano y Saturno estarán alineados en el cielo nocturno. Una alineación planetaria se produce cuando varios planetas se alinean en el mismo plano en el cielo nocturno, formando una línea aparente vista desde la Tierra. Esto sucede debido a que los planetas se mueven alrededor del Sol en diferentes órbitas, y en ocasiones estas órbitas se encuentran en una posición que los hace parecer que están en línea recta.